Uno de los vestigios más importantes que nos quedan de aquel Bilbao gris e industrial es sin duda el famoso Puente Vizcaya.

Los de aquí estamos acostumbrados al tiempo gris, de hecho, lo disfrutamos porque los días así son como más nuestros y las vistas del Puente Vizcaya lo hacen aún más.

Esta foto es del 12 de enero del 2022 y el protagonista es el hierro. ¡Cómo no recordar el pasado de Bilbao cuando fue llamada la California del Hierro hace ya un siglo…! El hierro y el gris… sí, ésos fueron los protagonistas de Bilbao y sus alrededores durante décadas.

Esta estructura imponente metálica pertenece al recién declarado (en el 2006) Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Estamos hablando del Puente Colgante o Puente Vizcaya, inaugurado el 18 de julio de 1893 y diseñado por el arquitecto Alberto Palacio Elissague. El ingeniero francés Don Ferdinand Arnodin, que había sido discípulo del arquitecto Eiffel (cuyo nombre lleva la Torre también emblemática de París), se hizo cargo de la construcción de la obra tan compleja y novedosa para la época.

Ante la imposibilidad de un proyecto de puente clásico y habiendo barajado cualquier hipotético puente, incluso el giratorio, Alberto diseñó éste con barquilla colgante para transportar tanto pasajeros como para carga, dando así solución a tres problemas en la desembocadura de este río, el Nervión:

• Primero, y aunque no os lo creáis, las dos poblaciones que iba a unir el Puente Vizcaya eran turísticas y con balnearios. (NOTA: Lo balneario y turístico de aquella época ya os lo explicaremos en otro post pues los Baños de Mar de Gexto, como así lo llamaban, no tiene nada que ver con los balnearios actuales)
• Segundo, no obstaculizar el intenso tráfico marítimo
• Tercero, el diseño debía tener en cuenta que al ser una desembocadura de un río había una parte rocosa y la otra arenosa, con lo que una estructura de cimientos predeterminada y clásica no podría funcionar.

Este fue el resultado:

Algunos datos del Puente Vizcaya:

• Tiene 61 m de altura y 160 m de longitud.
• La estructura es enteramente de hierro con cables tensores de acero que la sustentan a unos cimientos anclados a 10 m de profundidad bajo el suelo visible.
• Otros cables de acero de los que también cuelga la “barcaza” transportadora, la cual se desliza por la pasarela por la que los valientes también cruzan caminando.

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